Publicado: 12/07/2016

BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA. CON MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA

Memoria, Verdad y Justicia son la base necesaria para reflexionar en el año del Bicentenario de la Independencia. La declaración de la independencia fue un acto soberano y colectivo. * por Liliana García


El 9 de Julio evoca la jornada en que un grupo de representantes de las Provincias Unidas confirmó en una declaración su intención de poner fin a siglos de dominio colonial español. El objetivo central era la "voluntad unánime e indudable de estas provincias, romper los violentos vínculos que las ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli". La declaración de la independencia fue un acto soberano y colectivo; fue la búsqueda de una sociedad justa. Reivindicarla es comenzar a encontrar puntos de encuentros, basados primero en la persona como sujeto de derechos y en una justicia redistributiva que recree el sentido de equidad social como un desafío impostergable de éste momento histórico. En una sociedad donde podemos ver un avance cíclico, donde diferentes protagonistas a lo largo de la historia, enmarcados en una misma búsqueda de justicia y equidad, han sido llamados subversivos, perturbadores, revolucionarios, rebeldes, guerrilleros, agitadores, revoltosos, golpistas, tumultuarios, conspiradores, inquietantes, peligrosos, o como el contexto lo requiera. Resulta inevitable el recuerdo de aquellos que quisieron un mundo donde la igualdad sea para todos, donde cada uno de nosotros tuviéramos el mismo acceso a cada uno de nuestros derechos, una sociedad más justa. Son muchos los que a través de sus luchas han permitido la conquista de cada uno de nuestros derechos, esos con los que contamos hoy en día, esos que solo fueron conseguidos a través de luchas sociales y de resistencias. Los mismos que han dejado sus vidas por pensar diferente a la clase dominante. Hoy, año 2016, a 40 años de la masacre de San Patricio, por qué no pensar y analizar, un crimen perpetrado por los militares argentinos con el asesinato de tres sacerdotes y dos seminaristas palotinos el 4 de julio de 1976, durante la dictadura genocida cívico militar, autodenominada Proceso de Reorganización Nacional, ejecutado en la Iglesia de San Patricio, ubicada en el barrio de Belgrano de la ciudad de Buenos Aires donde fueron asesinados los sacerdotes Alfredo Leaden, Alfredo Kelly y Pedro Duffau, y los seminaristas Salvador Barbeito y Emilio Barletti, los cuales pertenecían a la Sociedad del Apostolado Católico. Una sociedad de vida apostólica clerical católica, de derecho pontificio, fundada en 1835 por el sacerdote romano Vicente Pallotti. "Elementos subversivos asesinaron cobardemente a los sacerdotes y seminaristas. El vandálico hecho fue cometido en dependencias de la iglesia San Patricio, lo cual demuestra que sus autores, además de no tener Patria, tampoco tienen Dios". Esta frase fue publicada en el diario la Nación, a horas del brutal asesinato. Resulta necesaria la reflexión que dejó Roberto Favre, en el sermón que parcialmente fue publicado al día siguiente por el Diario Clarín, donde decía: "No puede haber voces discordantes en la reprobación de estos hechos. Tenemos necesidad de buscar más que nunca la justicia, la verdad y el amor para ponerlas al servicio de la paz. Hay que rogar a Dios no sólo por los muertos, sino también por las innumerables desapariciones que se conocen día a día. En este momento, debemos reclamar a todos aquellos que tienen alguna responsabilidad, que realicen todos los esfuerzos posibles para que se retorne al Estado de Derecho que requiere todo pueblo civilizado". Inevitablemente los hechos se conectan claramente en el mismo impulso de la incansable lucha por la igualdad, una sociedad pluralista y democrática, un Estado de derecho que garantice una nación libre e independiente, tal como la proclamada en el acta del día de la independencia. ..."El ansia de liberación de un pueblo no es algo que los poderosos puedan llevarse en una bolsa"... Obispo de La Rioja Monseñor Enrique Angelelli. * Coordinadora del Plan de Gestión del Archivo Provincial de la Memoria (APM) Río Negro