Publicado: 11/02/2015
DD HH SUSCRIBE LA DECISIÓN DE CANCILLERÍA SOBRE DESCLASIFICACIÓN DE DOCUMENTACIÓN DE LA ÚLTIMA DICTADURA CÍVICO-MILITAR
La Secretaría de Derechos Humanos, del Ministerio de Educación y Derechos Humanos de Río Negro, suscribe la decisión de la Cancillería Argentina de desclasificar documentación sobre el caso de Dagmar Hagelin, joven de origen sueco desaparecida en la Argentina durante la última dictadura cívico-militar.
Los expedientes que fueron recientemente desclasificados por la Cancillería, a cargo de Héctor Timerman, dan cuenta de decenas de órdenes y pedidos judiciales, informes, notas, cartas, telegramas, resúmenes y reseñas sobre el intercambio diplomático que compartieron el reino sueco y la dictadura argentina, entre 1977 y 1986. La mayoría de los datos fácticos de la desaparición de Dagmar fueron tomados de una de las cartas emitida en ese entonces por el Primer Ministro sueco Thorbjorn Falldin, a Jorge Rafael Videla en diciembre de 1979, ahora publicada en el sitio web en el que Cancillería vuelca archivos relacionados con la actividad de la última dictadura.
La joven desaparecida en la Argentina, en enero de 1977, inicialmente fue buscada por su padre, quien luego recurrió a las instituciones diplomáticas de su país de origen, Suecia, según consta en la documentación desclasificada en la que altos funcionarios suecos -ministerios de Relaciones Exteriores e incluso el presidente de aquel país- reclamaban a la Argentina por información sobre el paradero de la joven y las autoridades de facto argentinas, y los jueces que intervinieron en la investigación sobre lo ocurrido negaron los hechos.
Dagmar Hagelin fue secuestrada por el grupo de tareas 3.3.2. de la Armada, el mediodía del 26 de enero de 1977, en El Palomar, provincia de Buenos Aires. Estaba llegando a la casa de una amiga, cuando miembros de la Armada dirigida por el genocida Alfredo Astiz la hirieron a tiros, la encerraron en el baúl de un auto y se la llevaron. Los hechos fueron reconstruidos por vecinos y sobrevivientes. Los testimonios la ubicaron con vida en la ex ESMA, en donde habría permanecido unos diez días y luego en las filas de desaparecidos que los torturadores de la última dictadura cívico-militar argentina subían a aviones para arrojarlos al mar o al Río de la Plata.